Taktzir Parashot haShavua (Resumen de la Porcion de la Semana)
VAYERÁ
Temas de la porción
Aliya 1
- Visita de los tres enviados
- Anuncio del nacimiento de Itzjak
- Shalom Bait
Aliya 2
- Anuncio de la destrucción de Sodoma y Gomorra
- Jutzpa kalpi shamaim (insolencia hacia el cielo)
- La intercesión de Abraham
Aliya 3
- Destrucción de Sodoma y Gomorra
- La Salvación de Dios para Lot y su familia
- La hospitalidad (una tradición elevada)
Aliya 4
- Lot huye hacia Zoar
- Las hijas de Lot se acuestan con su padre
- Nacen los Mohabitas (Rut la Mohabita) y los Monitas (sin registro de algún converso)
- Avimelej (rey de Gerar) desiste de tomar a Sará
- Nacimiento de Itzjak
Aliya 5
- Pasados 25 años se cumple la promesa de Di-s
- Expulsion de Hagar e Ishmael
Aliya 6
- Pacto con Avimelej
Aliya 7
- Akedat Itzjak
- Midrash sobre este hecho hace referencia a haAdam y Java en el huerto
- Tratado de Sanedrin 59b (una serpiente parecida al hombre)
- Zohar Bereshit 35b esencia de la serpiente
- Nacimiento de Rivka
COMENTARIO DEL RAB
LEJ LEJÁ
NOAJ
BERESHIT
HAAZINU
VAIELEJ
1ª Aliyá – Deut. 31:1–3 Moshé anuncia que no entrará a la tierra; Yehoshúa será líder.
2ª Aliyá – Deut. 31:4–6 – Dios promete derrotar a los pueblos; exhortó a ser fuertes.
3ª Aliyá – Deut. 31:7–9 Moshé entrega la Torá a los levitas; Yehoshúa recibe ánimo.
4ª Aliyá – Deut. 31:10–13 Mitzvá da lectura pública de la Torá cada siete años (Hakhel).
5ª Aliyá – Deut. 31:14–19 Dios anuncia a Moshé la futura infidelidad del pueblo.
6ª Aliyá – Deut. 31:20–24 Se ordena escribir el cántico como testimonio para Israel.
7ª Aliyá – Deut. 31:25–30 Moshé entrega la Torá a los levitas y presenta el cántico.
LECTURA
1 Moshé fue y habló las siguientes palabras a todo Israel,
Vayelej Moshe vayedaber et-hadevarim ha'eleh el-kol-Yisra'el.
diciéndoles: Hoy tengo 120 años de edad y ya no puedo venir e ir. Dios me ha dicho que no cruzaría yo el Jordán.
Vayomer alejem ben-me'ah ve'esrim shanah anoji hayom lo-ukal od latset velavo v'Adonay amar elay lo ya'avor et-haYarden hazeh.
COMENTARIO
Estamos en un Shabat previo a Yom Kippur, en la primera porción de este nuevo año, deseando que este tiempo de introspección sea de mucha berajá y que podamos volvernos al camino de Hashem por los méritos de Yeshua nuestro Mesías, de quien esperamos su pronto regreso.
La parashá comienza con la expresión “Y fue”. Nuestros sabios explican que Moshe se apartaba para meditar y preparar lo que enseñaría al pueblo, no conformándose solo con lo recibido del Eterno. Él iba a la casa de estudio para reflexionar, mostrando así la calidad de profeta, maestro y estudiante que entregaba lo mejor al pueblo. Esto nos enseña la importancia de prepararnos antes de hablar del Creador y de disponer nuestro corazón para servirle con entendimiento y reverencia.
Moshe declara que tiene 120 años y que no entrará a la tierra de Canaán, pues ya había preparado a su sucesor, Yehoshua. Sin embargo, a esa edad se mantenía lúcido y su profecía era consciente, no en sueños ni visiones, alcanzando el nivel más alto de comunicación con Hashem: panim el panim, cara a cara. Recordemos que subió al Sinaí durante 40 días, en un monte lleno de fuego, humo y relámpagos, donde nadie más podía acercarse. Esto nos muestra que el Creador no obra en nuestra dimensión limitada, sino que trasciende todo entendimiento humano. Así como Sadrac, Mesac y Abed-nego no fueron consumidos en el horno de fuego porque el Eterno estaba con ellos, también nosotros, al sumergirnos en la Torá, dejamos lo terrenal y accedemos a otra dimensión espiritual donde lo eterno fluye. La Torá elimina las klipot (cáscaras) de nuestra vida, quitando malas costumbres, actos y decisiones equivocadas que nos apartan de Hashem.
En Yom Teruá tocamos el shofar con tres sonidos: tekiá (un toque largo), shevarim (tres toques medios) y teruá (nueve toques cortos). Estos sonidos funcionan como una alarma espiritual que despierta nuestras conciencias para examinarnos y prepararnos para Yom Kippur. El shofar nos recuerda mantenernos atentos a la venida del Mashíaj, para que esa trompeta resuene en nuestro corazón y nos despierte verdaderamente del letargo espiritual.
Moshe, a sus 120 años, cumplió con todo lo que enseña la Torá, y muchas veces nosotros nos justificamos poniendo excusas para no servir al Eterno. Él, en cambio, se comprometió plenamente con su propósito, al punto de interceder y suplicar al Creador por el pueblo, un pueblo al que vio con ojos de amor. En sus últimas palabras, Moshe les da ánimo y les dice: “Sean fuertes, no teman, sean valientes”, alentando a un pueblo que muchas veces caía en sus propios pecados y tropezaba con la misma piedra. Nuestra vida está reflejada en ese pueblo, porque también luchamos contra nuestras debilidades. Esta porción viene a impulsarnos a analizar nuestra vida, a no conformarnos, a animarnos y a poner oído a la alarma espiritual que hoy sigue sonando.
Y así como Moshe alentó al pueblo para entrar a la tierra prometida, nuestro Mesías Yeshua nos ha introducido a una herencia aún mayor. Él nos abrió el acceso a la verdadera tierra prometida: la comunión eterna con el Padre. Mashíaj es quien nos conduce, quien rompe nuestras cadenas, quien nos levanta cuando caemos, y quien nos asegura que, al perseverar, entraremos en la plenitud del Reino. Él es nuestra guía, nuestra victoria y nuestro futuro.
Que este Shabat previo a Yom Kippur sea un tiempo para escuchar la voz del shofar en lo profundo de nuestro ser y prepararnos, no solo para el día de expiación, sino también para el gran día en que esa trompeta final anunciará el regreso glorioso de Yeshua HaMashíaj, quien nos llevará a la herencia eterna preparada desde la fundación del mundo.
NITZAVIM
1ª Aliyá – Deut. 29:9–11 Todo Israel se presenta ante Hashem para renovar el pacto.
2ª Aliyá – Deut. 29:12–14 Confirmación del pacto con las generaciones presentes y futuras.
3ª Aliyá – Deut. 29:15–28 Advertencia sobre la idolatría y sus consecuencias: exilio, destrucción y desolación de la tierra.
4ª Aliyá – Deut. 30:1–6 Promesa de restauración y retorno: si Israel se arrepiente, Hashem circuncidará sus corazones.
5ª Aliyá – Deut. 30:7–10 Hashem pondrá las maldiciones sobre los enemigos y bendecirá a Israel si obedece.
6ª Aliyá – Deut. 30:11–14 La Torá no está lejos ni inaccesible: está en la boca y el corazón para cumplirla.
7ª Aliyá – Deut. 30:15–20 Llamado a elegir entre la vida y la muerte, bendición o maldición.
LECTURA
“Ustedes están hoy todos presentes delante de Hashem su Dios: sus jefes, sus tribus, sus ancianos, sus oficiales, todos los hombres de Israel...”
Atem nitzavim hayom kuljem lifnei Adonay Eloheijem rasheijem shivteijem zikneijem veshotreijem kol ish Yisrael.
COMENTARIO
La parashá Nitzavim se abre con una de las declaraciones más solemnes de toda la Torá: “Ustedes están hoy todos presentes delante de Hashem su Dios…”. No solo estaban allí los líderes, ancianos y oficiales, sino también los niños, las mujeres, los extranjeros, los leñadores y aguadores. La enseñanza es profunda: nadie está excluido del pacto. La relación con Hashem no es privilegio de unos pocos, sino una invitación para toda la comunidad de Israel, incluyendo a las generaciones futuras. Este detalle resalta que el pacto no es un acuerdo limitado al pasado, sino una realidad que abarca el presente y el porvenir.
Moshe enfatiza que el pacto también incluye a quienes no estaban físicamente presentes. Esto nos recuerda que cada judío de todas las generaciones, y cada creyente en el Dios de Israel, está incluido en la responsabilidad y bendición de este compromiso. La fe, por lo tanto, no es algo heredado pasivamente, sino una decisión activa de entrar en alianza con el Creador.
La parashá nos advierte sobre el peligro de la idolatría. Moshe describe al hombre o la mujer que, en secreto, decide apartar su corazón de Hashem y confiar en sus propios ídolos. Este apartamiento no solo afecta a la persona individual, sino que pone en riesgo a toda la comunidad, como raíces amargas que pueden contaminar el campo. Las consecuencias del abandono del pacto son severas: desolación, exilio, maldiciones y la tierra convertida en ruinas a los ojos de las naciones. Esta imagen no es simplemente histórica, sino una advertencia espiritual para cada uno de nosotros: cuando elegimos alejarnos del Creador, nuestra vida también puede volverse un desierto estéril.
Sin embargo, en medio del juicio, Nitzavim nos abre a una de las promesas más hermosas: el retorno (teshuvá). Hashem promete que, si el pueblo se vuelve a Él de todo corazón y alma, incluso desde los rincones más lejanos del exilio, Él los recogerá, los restaurará y los traerá nuevamente a la tierra. No solo eso: promete circuncidar el corazón de su pueblo, es decir, transformar lo más profundo del ser para que podamos amarle con plenitud. Esta circuncisión del corazón anticipa el pacto renovado que más tarde los profetas anunciarían, y que encuentra su plenitud en el Mesías.
Otro punto esencial de esta parashá es que la Torá no es inaccesible. Moshe declara que no está en los cielos, para que alguien diga: “¿Quién subirá por nosotros y la traerá?”, ni tampoco más allá del mar. La Torá está cerca, en nuestra boca y en nuestro corazón, para que podamos cumplirla. Este pasaje desmantela toda excusa de distancia o dificultad: la vida espiritual no depende de hazañas inalcanzables, sino de la disposición del corazón a obedecer y caminar con Hashem en lo cotidiano. La espiritualidad, por lo tanto, no es un ideal lejano, sino una práctica concreta que se vive en la palabra que pronunciamos, en el pensamiento que cultivamos y en las acciones que realizamos.
La parashá culmina con una elección solemne: “He puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.” Esta declaración es el corazón del mensaje de Nitzavim: nuestra vida espiritual no está determinada por el azar, sino por las elecciones que hacemos. Amar a Hashem, obedecer su voz y aferrarnos a Él es elegir la vida. Ignorarle, dar la espalda a sus caminos, es elegir la muerte. La decisión está puesta delante de cada uno, cada día.
Cuando miramos esta parashá a la luz del Mesías Yeshua, comprendemos cómo Él encarna estas promesas. Yeshua es quien renueva el pacto con su sangre, cumpliendo lo que Moshe y los profetas anunciaron: un pacto inscrito en el corazón. Él es quien hace posible la circuncisión del corazón por medio del Espíritu Santo, transformando nuestra naturaleza para amar y servir a Dios. Yeshua también es la Palabra hecha carne, la Torá viviente, que nos muestra que el mandamiento no está lejos ni oculto, sino presente en nuestra boca y en nuestro corazón cuando confesamos su nombre y vivimos conforme a su enseñanza.
Además, Yeshua nos coloca la misma decisión que Moshe planteó: vida o muerte. Al seguirle, elegimos la vida verdadera, la bendición eterna, y entramos en la esperanza de la restauración final. Así como Moshe convocó al pueblo a estar “de pie” ante Hashem, Yeshua nos convoca a permanecer firmes en Él, para ser parte de la congregación eterna que no será removida.
En conclusión, Nitzavim nos recuerda que siempre estamos “de pie” delante del Creador. Que nuestras decisiones, nuestras palabras y nuestros actos tienen peso eterno. Que la Torá está cerca, al alcance de nuestro corazón, y que Hashem desea transformarnos para amarle con sinceridad. Y que en el Mesías tenemos la renovación del pacto y la certeza de que, al elegirle, hemos elegido la vida y la bendición que trascienden este mundo y nos conducen a la herencia eterna.
KO TAVO
1ª Aliyá – Deut. 26:1–11 Mitzvá de las primicias (Bikurim) y proclamación de gratitud por la tierra.
2ª Aliyá – Deut. 26:12–15 Entrega del diezmo trienal a levitas, extranjeros, huérfanos y viudas.
3ª Aliyá – Deut. 26:16–19 Israel es declarado pueblo santo y apartado para Hashem.
4ª Aliyá – Deut. 27:1–10 Mandato de erigir piedras con la Torá escrita al entrar en la tierra y construir un altar.
5ª Aliyá – Deut. 27:11–28:6 Las tribus se dividen para proclamar bendiciones y maldiciones en el monte Gerizim y Ebal.
6ª Aliyá – Deut. 28:7–69 Amplia sección de bendiciones por la obediencia y maldiciones por la desobediencia.
7ª Aliyá – Deut. 29:1–8 Reafirmación del pacto de Hashem con Israel y recordatorio de Su provisión en el desierto.
LECTURA
“Y será que cuando entres en la tierra que Hashem tu Dios te da por herencia y la poseas y habites en ella...” Vehayá ki tavo el-haaretz asher Adonay Eloheija noten leja najalá veyaráshta veyashavta vá.
COMENTARIO
La parashá Ki Tavó abre con la mitzvá de las primicias (Bikurim). El pueblo debía llevar los primeros frutos al Santuario y declarar que todo lo recibido era un regalo de Hashem. Esta acción nos enseña gratitud y dependencia del Creador, reconociendo que nada nos pertenece en esencia, sino que somos administradores de lo que Él nos da.
Luego aparece la mitzvá del diezmo trienal, donde se ordena compartir con levitas, huérfanos, viudas y extranjeros. Esta porción nos recuerda que la verdadera espiritualidad no se limita a rituales, sino que también se manifiesta en la justicia social y en el cuidado del necesitado.
Israel es declarado como un pueblo santo y especial, llamado a reflejar la luz de Hashem en medio de las naciones. Por eso, al entrar en la tierra, debían levantar piedras con la Torá escrita, como testimonio eterno de su pacto. La Palabra debía estar visible, grabada en piedra, mostrando que la Torá no es solo memoria, sino fundamento inmutable.
Más adelante, las tribus se dividen en dos montes para proclamar bendiciones y maldiciones. El mensaje es claro: la obediencia trae vida, abundancia y protección; la desobediencia, en cambio, acarrea sufrimiento y exilio. El extenso listado de bendiciones y maldiciones revela la seriedad del pacto, mostrándonos que nuestra elección tiene consecuencias.
Finalmente, Moshe reafirma el pacto recordando cómo el pueblo fue sustentado en el desierto: sin ropa gastada, sin falta de alimento, y siempre bajo la mano del Eterno. Así nos enseña que el mismo Dios que los sostuvo también nos sostiene a nosotros.
Espiritualmente, Ki Tavó nos invita a examinar nuestra fidelidad. El Bikurim nos llama a presentar nuestras primicias al Creador: lo primero de nuestro tiempo, recursos y talentos. El diezmo trienal nos recuerda vivir con compasión hacia los más vulnerables. Y las bendiciones y maldiciones nos confrontan con la realidad de que nuestra vida espiritual requiere decisión constante: elegir a Hashem cada día.
Conectando con el Mesías Yeshua, comprendemos que Él es las primicias de la resurrección, el fruto perfecto presentado al Padre en nuestro favor. Así como Israel debía grabar la Torá en piedra, Mashíaj grabó la Torá viva en nuestros corazones por medio de su sacrificio y resurrección. Él nos enseñó que las verdaderas bendiciones son eternas, y que al caminar en su camino, las maldiciones no tienen poder sobre nosotros.
Que esta parashá nos anime a entregar nuestras primicias al Eterno, a vivir en gratitud, justicia y santidad, y a mantenernos firmes en la esperanza del pronto regreso de Yeshua HaMashíaj, quien nos introducirá plenamente en la herencia eterna del Reino prometido.
Shalom
Rabino Israel Escalona
Ets Jayim
PARASHAT KI TETZE
Primera aliá (26:1-11): Las leyes de los bikurim (primicias).
Segunda aliá (26:12-15): Las leyes de los diezmos.
Tercera aliá (26:15-19): La recompensa por el cumplimiento de los mandamientos de D'os.
Cuarta aliá (27:1-10): La construcción de un altar de piedra para D'os. Los hijos de Israel se convierten en una nación.
Quinta aliá (27:11 - 28:6): Los montes Guerizim y Eval. La maldición por la idolatría. La maldición por la falta de respeto a los padres. La maldición por mover los límites de los inmuebles. La maldición por poner un obstáculo delante del ciego. La maldición por pervertir la justicia. La maldición por mantener determinadas relaciones prohibidas. La maldición por golpear al prójimo. La maldición por el soborno. La maldición por no cumplir con la Torá. Las bendiciones por seguir el camino de D'os.
Sexta aliá (28:7-69): Otras bendiciones por seguir el buen camino. El mal que recaerá sobre el pueblo por los pecados. El pacto de Jorev.
Séptima aliá (29:1-8): La guía de D'os durante los cuarenta años en el desierto.
Ets hajayim Lectura
Hebreo (Devarim / Deuteronomio 21:10)
:כִּי־תֵצֵא לַמִּלְחָמָה עַל־אֹיְבֶיךָ וּנְתָנוֹ יְהוָה אֱלֹהֶיךָ בְּיָדֶךָ וְשָׁבִיתָ שִׁבְיוֹ
Español:“Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y el Eterno tu Dios los entregue en tu mano, y tomes cautivos de ellos…”
Fonética:Ki tetzé la-miljamá al oyvéja, unetanó Adonai Eloheja beyadéja, veshavitá shiv-yó.
COMENTARIO
En nuestra vida como creyentes muchas veces debemos salir a una guerra. hay ocasiones en que podemos escoger si salir o no a la guerra, pero hay ocasiones en que debemos ir, “Cuando salieres a la guerra contra tus enemigos, y Jehová tu Dios los entregare en tu mano, y tomares de ellos cautivos"
Hay situaciones en las que intentamos nosotros tapar o correr Incluso la dejamos pasar, pero hay guerras en las que si o si debemos pasar le dió una tierra al pueblo, pero el pueblo tenía que luchar la tierra no llegaría sola debía haber un esfuerzo de parte de el pueblo para conseguir esa tierra. El kohen milijama era el sacerdote que iba a la guerra y antes de salir él preguntaba ¿Quién tiene una viña que no disfrutó? y si había alguen lo enviaba a su casa devuelta, también preguntaba ¿Quien construyó una casa que no estrenó? y si había alguen lo enviaban devuelta a su casa por lo que no estaba apto para la guerra Y por último preguntaba ¿Quien tiene miedo? Y si tenia miedo también lo enviaban a su casa porque el miedo representa la falta de emuná en que El Creador pelearía la batalla por ellos y que no era por sus capacidades sino por las capacidades que El nos entrega, entonces el miedo significa que no hay una completa confianza en El Creador. Cuando llego Goliat a enfrentar al pueblo de Israel dice la Tora que el pueblo temió que Saúl y su ejército temieron porque no avía emuná, cuando llegaron los 12 espías de la tierra de canaán los que entregaron el reporte negativo dijeron “somos como langostas”
Y ese temor que ellos esparcieron por el pueblo al punto que moisés y aron rasgaron sus vestiduras fue provocado por la falta de emuná, pero avía uno llamado caleb que dijo “son como pan comido” el tenia una actitud distinta una confianza distinta porque si tenia su confianza puesta en Hashem el si sabía que él pelearía con ellos, cuando el pueblo tuvo su primera batalla contra los amalecitas si moshe bajaba sus brazos los amalecitas prevalecían pero si los mantenía en alto Israel prevalecía, significa que nosotros sólo debemos ir a la guerra tomar la actitud de caleb y depositar nuestra emuná en El Creador y él se encargará de lo demás pero todo parte por la actitud, parte por ir y enfrentar esa batalla. Porque David mato a Goliat no por sus capacidades no por lo bueno de su honda sino por su valentía porque él le creyó a Hashem porque en medio de un pueblo que temía avía alguien que tenía una actitud de confianza en El Eterno,y cuando le creemos a Él solo le queda respaldarnos.
La batalla y la victoria son del El Eterno pero nosotros debemos ir y batallar, Hashem sabe que gigantes debemos enfrentar, El sabe cuáles son nuestros muros de jericó y debemos siempre tener claro que no son nuestras fuerzas sino las fuerzas de nuestro Padre. Nosotros tendemos a pensar que a quien enfrentamos en cada batalla es al Satan al enemigo pero me atrevo a decir que es algo más interno y que esta en cada uno de nosotros y se llama yetzer hará que es nuestra mala inclinación nuestro camino pecaminoso por naturaleza humana. Este yetzer hará nos lleva al camino del placer y el pecado desviándonos de lo que nosotros queremos hacer real mente que servir al Creador con todo nuestro ser pero en ocasiones la carne es más fuerte.
Este enemigo que somos nosotros mismos, intenta convencernos a nosotros mismos de agregar palabras de convencernos, de poner excusas de pensar cosas que no debemos para llevarnos a picar muchas veces nos hace disfrazar el pecado de algo bueno y nos autoconvence de que no estamos haciendo el mal, pero realmente solo nos dañamos nosotros mismos, la implicación está en nosotros porque siempre tenemos hacer el mal todo sabemos lo que es bueno y lo que es malo y en vez de seguir la ley del eterno, seguimos una ley que va en contra de la que se llama la ley de la carne y esa es la verdadera lucha, que nosotros llevamos todos los días con nuestra propia carne con nuestra propio yetzer hará.
Dice Rab Shaul que con la mente seguimos al eterno, pero con la carne servimos a la ley del pecado cuando termina la vida de Rab Shaul dice he peleado una buena batalla, cuando quería hacerlo bueno hacía lo malo y siempre nuestra vida es difícil porque la sociedad nos lleva a pecar. El eterno sabe que intentamos hacerlo lo bueno él sabe que queremos ir contra nuestra carne pero es una cuestión de actitud cuando estamos cansados de luchar la batalla, nos olvidamos de que necesitamos de sus fuerzas, porque debemos recordar que es el que les da las fuerzas alcanzado.
Dice la escritura que había lugares en donde Yeshua no pudo hacer milagros, porque ahí había personas sin emuná, y con esto dejamos evidencia de que depende completamente de nosotros si creemos en sus méritos y tenemos la victoria en nuestras batallas dice también la escritura que él no nos ha dado espíritu de cobardía entonces tenemos que humillar nuestro corazón y nuestra carne delante de El y contarle que necesitamos ayuda para pelear nuestras batallas que necesitamos su respaldo para salir victoriosos y que nos ayude a tener esa actitud de querer ir y enfrentar a nuestros gigantes. esta porción de la escritura nos enseña a acudir y creer en nuestro creador porque solo ahí seremos realmente vencedores pero debemos ir delante del eterno y contarle que hay batallas en las que no podemos ir solos si no que necesitamos de sus fuerzas, y también nos enseña que debemos tener esta actitud exactitud que tuvo David esa actitud que tuvo Caleb de creer en nuestro padre y confiar en que él somos victoriosos, Shalom.
“Esfuérzate y sé valiente no temas ni desmayes porque Hashem tu dios estará contigo donde quiera que vallas”
Shalom
Rabino Israel Escalona
Ets Jayim
PARASHAT SHOFTIM
Primera aliá (16:18 - 17:13): Leyes relacionadas con el sistema judicial. Son recordadas algunas leyes respecto de la idolatría. Las leyes de los sabios rebeldes.
Segunda aliá (17:14-20): Moshé Rabenu enseña al pueblo las leyes de los reyes.
Tercera aliá (18:1-5): Moshé recuerda que todos los descendientes de la tribu de Leví no poseerán tierras en Israel. Son enseñadas las leyes de las ofrendas que los cohanim (sacerdotes) debían recibir.
Cuarta aliá (18:6-13): Son recordadas ciertas leyes relacionadas con los leviím (levitas). Son recordadas leyes en contra de la idolatría y otros cultos.
Quinta aliá (18:14 - 19:13): Moshé previene al pueblo para que no escuchen la voz de los falsos profetas. Leyes del asesino involuntario y voluntario.
Sexta aliá (19:14 - 20:9): Son recordadas las leyes de los testigos falsos. Aparecen algunas leyes del comportamiento del pueblo en las guerras.
Séptima aliá (20:10 - 21:9): Otras leyes relacionadas a las guerras son recordadas. Moshé ordena qué hacer cuando se encuentre un cadaver y no se sepan las causas de su muerte.
REE
Primera aliá (11:26 - 12:10): Moshé Rabenu le explica al pueblo que delante de ellos tienen el camino de la bendición o de la maldición. Son recordadas las mitzvot de destruir todos los lugares donde se practicaba la idolatría, de ofrecer los korbanot (sacrificios) sólo en el lugar que D'os elegirá y la prohibición de tener altares privados.
Segunda aliá (12:11 - 28): D'os escogerá el lugar donde se ofrecerán los sacrificios. Leyes referentes a la consumición de carne.
Tercer aliá (12:29 - 13:19): Moshé les advierte que no se desvíen en pos de la idolatría, y que no agreguen mitzvot a la Torá y tampoco disminuyan de ellas. Es recordada la prohibición de escuchar a falsos profetas o familiares o seres queridos que intenten desviarnos del camino de D'os. La obligación de destruir a la ciudad que se haya pervertido totalmente detrás de la idolatría.
Cuarta aliá (14:1 - 21): No podemos hacer determinadas acciones como señal de luto por la muerte de un ser querido. Los animales que está permitido comer. Los pescados permitidos para el consumo. Las aves permitidas para el consumo.
Quinta aliá (14:22 - 29): Las leyes de los diezmos. Las leyes de la shemitá (año sabático de la tierra).
Sexta aliá (15:1 - 18): Leyes relacionadas con los esclavos y la caducación de deudas. Leyes de la tzedaká (caridad) y del préstamo de dinero sin interés.
Séptima aliá (15:19 - 16:17): Algunas leyes sobre los primogénitos de los animales. Moshé le recuerda al pueblo que cuide las fiestas de Pésaj, Shavuot y Sucot, incluyendo todas las mitzvot relacionadas con ellas.
Parashá Reé / רְאֵה
DEUTERONOMIO – Devarim 11:26 – 16:17
ALIYOT
11:26 – 12:10
Bendición y maldición; el lugar elegido por Hashem para Su servicio.
12:11 – 12:28
Centralización del culto en Jerusalén; leyes sobre sacrificios y consumo de sangre.
12:29 – 13:18
Advertencia contra la idolatría; falso profeta y seducción a otros dioses.
14:1 – 14:21
Israel como pueblo santo; leyes de alimentos puros e impuros.
14:22 – 14:29
El diezmo y su propósito: sostener al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda.
15:1 – 15:18
Leyes del año de remisión (shmitá); liberación de deudas y esclavos hebreos.
15:19 – 16:17
Primogénitos del ganado; festividades de Pesaj, Shavuot y Sucot.
LECTURA
11:26 “¡Observa!, hoy pongo delante de vosotros una bendición y una maldición: la bendición, si escucháis los mandamientos de HaShem vuestro Dios que os ordeno hoy; y la maldición, si no escucháis los mandamientos de HaShem vuestro Dios, sino que os apartáis del camino que os ordeno hoy, para seguir a otros dioses que no habéis conocido.”
Re’eh anojí notén lifneijem haiom berajá uklalá.
Et haberajá asher tishmeú el mitzvot Adonay Eloheijem asher anojí metzavé etjem haiom…
COMENTARIO
Raul Reyes Durán
¿Por qué nuestra Sagrada Torá dice “mira” o “observa”? ¿Por qué no dice “escucha”? Nuestros sabios explican que el testimonio de los ojos es más fuerte que el del oído, porque lo que uno ve se convierte en una realidad firme e irrefutable, mientras que lo que se escucha queda sujeto a interpretación. La vista nos coloca frente a una evidencia innegable. Por eso la Torá utiliza el término “observa”, para enseñarnos que la elección entre bendición y maldición no es una idea abstracta, sino una realidad que podemos contemplar con claridad.
Cuando la Torá nos habla de la bendición que viene por obedecer los mandamientos, no se trata de un asunto interpretativo o relativo: está escrito, está explicado y está revelado. Las consecuencias de la obediencia y de la desobediencia no son simbólicas, son hechos que el Eterno nos muestra con nitidez, para que no tengamos excusas.
Desde el inicio de esta parashá recibimos una enseñanza fundamental: nuestra vida depende de la decisión consciente de obedecer la Torá. Obedecer no es un acto automático, es una elección que revela nuestro compromiso con el Creador.
Aquí entra el tema del libre albedrío. A diferencia de los ángeles, que fueron creados únicamente para obedecer y cumplir sin cuestionar, nosotros tenemos la capacidad de decidir. Esa libertad, que puede parecernos un riesgo, es en realidad lo que más agrada al Creador: que podamos prepararnos, disponernos, y elegir servirle de todo corazón. Los ángeles cumplen porque no tienen opción, pero nosotros elegimos, y esa elección es la que da valor a nuestra obediencia.
Aun así, el Eterno conoce todo. Él le advirtió a Israel que al entrar a la Tierra Prometida tendrían casas que no construyeron, viñas que no plantaron y abundancia que no merecieron, y sin embargo se olvidarían de Él. Aunque Moisés les entregó un discurso lleno de exhortaciones y advertencias, y aunque ellos conocían los errores de sus padres en el desierto, el Señor sabía que caerían nuevamente. El libre albedrío funciona dentro de los límites de nuestra humanidad, pero no limita la omnisciencia divina.
Por eso, la porción comienza con un mandato en singular: “Mira”. Cada uno de nosotros debe observar personalmente. La bendición y la maldición no son algo lejano ni colectivo solamente, sino una elección diaria, íntima y presente. Cada día se nos presenta un 50% de posibilidad de bendición y un 50% de posibilidad de maldición. La diferencia está en la decisión que tomemos.
Dios siempre nos da a escoger. Cada decisión que hacemos no solo afecta nuestra vida, sino que inclina el mundo entero hacia el lado del bien o del mal. Así lo enseñan los sabios: cuando una persona cumple un mandamiento, inclina la balanza hacia la justicia; cuando peca, inclina la balanza hacia la maldad. Nuestras elecciones tienen un peso espiritual mucho mayor del que imaginamos.
Muchas veces preferimos echar la culpa a los demás. Desde el principio de la humanidad ocurrió así: cuando Adán pecó, en lugar de reconocer su responsabilidad, culpó a Eva, y con ello escogió el camino de la maldición. Esa actitud nos sigue acompañando hasta hoy: culpar es más cómodo que asumir. Pero la Torá nos llama a mirar, observar y reconocer que la decisión está “delante de nosotros”.
El Creador no puso la bendición ni la maldición en un monte lejano como en Sinaí, ni en el mar como en los días de Noaj, sino directamente delante de nuestros ojos, tan cerca como una fruta que uno puede tomar con la mano. Él no la escondió ni la puso lejos de nuestro alcance. La vida y la muerte, la bendición y la maldición están al frente de cada uno de nosotros.
Es cierto que en la Torá encontramos más maldiciones que bendiciones escritas. Esto refleja la realidad de nuestro mundo: muchas veces se ve más el dolor, la injusticia y la oscuridad. Sin embargo, todo depende de la mirada con la que enfrentemos la vida. Hay quienes, aun rodeados de bendiciones, solo se enfocan en lo negativo; y hay quienes, incluso en medio de pruebas y sufrimientos, saben reconocer la mano de Dios y encontrar gratitud. El libre albedrío consiste justamente en esa elección de enfoque y respuesta.
Además, esta parashá nos recuerda la importancia de la generosidad y de la justicia social. Habla del diezmo (maaser), que no es solo una obligación ritual, sino una manera de reconocer que todo proviene de Dios. También nos manda a compartir con los pobres, con los levitas y con los necesitados. La obediencia no se limita a guardar mandamientos hacia Dios, sino también hacia el prójimo. Dar a los demás, apartar para los pobres, sostener al que no tiene, es parte del camino de bendición.
Así, la Parashá Reé nos confronta con la realidad más simple y más profunda: la vida es una elección diaria entre dos caminos. No podemos evadir la decisión. Cada día, cada acción y cada pensamiento inclinan la balanza. La Torá no nos pide algo imposible, nos pide mirar, observar y escoger bien.
Shavua tov!!!
EKEV
Primera Aliyá, la Parashá comienza con una promesa: si los judíos siguen los mandamientos de Dios, serán bendecidos de diversas maneras, incluyendo la eliminación de sus enemigos cananeos. Moshé alienta a los judíos a no temer a estos enemigos, ya que Dios los entregará milagrosamente en sus manos. Además, Moshé les instruye que deben destruir todos los ídolos paganos que encuentren en Canaán. Moshé también relata su experiencia durante los cuarenta años en el desierto, y menciona las múltiples pruebas y milagros que los acompañaron. También describe las maravillosas características de la Tierra de Israel y les indica que después de comer y saciarse, deben bendecir a Dios.
Segunda Aliyá, Moshé advierte a los israelitas que no permitan que la nueva prosperidad que tendrán al entrar en la Tierra Prometida los haga olvidar al Quien que les ha proporcionado esa riqueza. Ese error podría llevarlos a la destrucción y a la ruina.
Tercera Aliyá, Moshé les informa que heredarán la Tierra de Israel no por sus propios méritos y justicia, sino debido a la promesa que Dios hizo a los Patriarcas. También les recuerda las numerosas ocasiones en las que se enojaron a Dios durante su estancia en el desierto, haciendo especial énfasis en el pecado del Becerro de Oro, cuando Dios habría aniquilado a los israelitas si no fuera por la exitosa intercesión de Moshé en su nombre. Asimismo, hace una breve referencia a otras ocasiones en las que los israelitas se rebelaron contra Dios.
Cuarta Aliyá, Moshé relata cómo después del desastre del Becerro de Oro, Dios le ordenó tallar dos nuevas tablas en las cuales grabó los Diez Mandamientos, para reemplazar las que Moshé había roto. También menciona que Dios designó a los levitas como servidores debido a su comportamiento ejemplar durante el incidente del Becerro de Oro.
Quinta Aliyá, Moshé instruye a los israelitas a amar y temer a Dios, y a servirle. Destaca la grandeza de Dios y les hace recordar que son Su nación elegida por Él. También les recuerda los numerosos milagros que Dios realizó desde su salida de Egipto.
Sexta Aliyá, Moshé les informa a los israelitas que la tierra de Israel depende constantemente de Dios para recibir las lluvias necesarias, y que la tierra está bajo Su constante vigilancia. Luego, leen el segundo párrafo del Shemá, que los exhorta a observar los mandamientos de Dios, ya que esto traerá abundantes lluvias y cosechas. Sin embargo, la falta de cumplimiento llevará al exilio. También se les ordena respecto a la Tefilá (oración), los tefilín, el mezuzá y la enseñanza de la Torá a los hijos.
Séptima Aliyá, Moshé les informa a los israelitas que si siguen los caminos de Dios y se mantienen fieles a Él, conquistarán la tierra de Israel fácilmente, y ningún enemigo se levantará contra ellos.
Parashat Evev Deuteronomio 7:12 / 11:25
Haftará Ieshaiá 49:14-51:3
Temas de nuestra Parasha.
- Recompensa por la obediencia. Cap. 7:12-26
- El sustento del hombre. Cap. 8
- Las jornadas del desierto. Cap. 9:1-8
- Las tres ascensiones de Moshe a Har Sinai. Cap. 9:9-29
- Las segundas tablas.Cap.10:1-5
- Continua la marcha por el desierto (la muerte de Aharon y ascensión de su hijo). Cap. 10:6-7
- HaShem llama y se hace de los leviim para su servicio. Cap. 10:8-11
- Lo que HaShem espera de Am Israel. Cap. 10:12-22
- Reconociendo la grandeza de HaShem. Cap. 11:1-9
- Una tierra elevada. Cap. 11:10-12
- Segunda parte del Shema, “una promesa de bien”.Cap. 11:13-25
ANTES DE LA LECTURA
Barjú et Adonay hamevoraj.
¡Bendecid al Eterno, el Bendito!
(todos) Baruj Adonay hamevoraj le'olam va'ed.
(todos) Bendito es el Eterno, el Bendito para siempre.
Baruj atáh Adonay Elohenu melej ha'olam, asher bajar banu mikol-ha'amim, venatan lanu et-torató.
Bendito seas Tu, oh Eterno nuestro Dios, Rey del universo que nos elegiste entre todos los pueblos y nos diste Tu Torah, Bendito seas, oh Eterno, que nos concediste la Torah.
Baruj atáh Adonay, notén hatoráh. (todos: Amén)
Bendito seas, oh Eterno, que nos concediste la Torah. (todos) AMEN
AL TERMINAR LA LECTURA
Baruj atáh Adonay, Eloheynu melej ha'olam, asher natan lanu torat emet, vejayey olam nata betojenu.
Bendito seas Tu oh Eterno nuestro Dios, Rey del Universo que nos diste (Tu Torah), la Torah de la Verdad, e implantaste en nosotros la Vida Eterna.
Baruj atáh Adonay, notén hatoráh. AMEN
Bendito seas, oh Eterno, que nos concediste la Torah. (TODOS DICEN AMEN)
וְהָיָ֣ה ׀ עֵ֣קֶב תִּשְׁמְע֗וּן אֵ֤ת הַמִּשְׁפָּטִים֙ הָאֵ֔לֶּה וּשְׁמַרְתֶּ֥ם וַעֲשִׂיתֶ֖ם אֹתָ֑ם וְשָׁמַר֩ יְהֹוָ֨ה אֱלֹהֶ֜יךָ לְךָ֗ אֶֽת־הַבְּרִית֙ וְאֶת־הַחֶ֔סֶד אֲשֶׁ֥ר נִשְׁבַּ֖ע לַאֲבֹתֶֽיךָ׃
Y sucederá como consecuencia de “escuchar (Daniel 3:5)” “todos” estos juicios si los guardan y los cumplen ustedes, los guardara HaShem Elohim a ustedes, todo el pacto y la misericordia que juro a sus padres.
La tora en este primer pasuk nos presenta un orden establecido respecto a la internalización de los mandamientos.
Escuchar – Guardar – Cumplir
Perek 9:5-6 “no es por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón, por lo que vas a poseer la tierra de ellos, sino por la maldad de estas naciones el Eterno tu Dios, las va a desterrar delante de ti, y para confirmar lo que juro el Eterno a tus padres, Abraham, Yitzjak y Yaakov, Y sabrás que no por tu justicia el Eterno, tu Dios, te va a dar esta buena tierra para que la poseas, porque eres un pueblo de dura cerviz.”.
Josue 1:8 “"Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien."
Ekev se traduce como “consecuencia” (prov. 22:4), sin embargo también se traduce como “recompensa” (Salmo 19:12) Tehilim (11 versión reina y Valera).
Por que son tan importantes Abraham, Yitzjak y Jaakov? Porque a ellos les fue dada y confirmada la promesa de la que hoy somos parte, Rab Shaul dice:
Galatas 3:29 “Y si son de Yeshua, entonces son descendencia de Abraham, herederos según la promesa”.
Bereshit 12:3 Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.
Bereshit 22:16-18 “Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”.
Porque según entendemos a través de las palabras de Rab Shaul a los Galatas, hoy somos parte de Israel no por merito propio sino por el gran merito de nuestro Mashiaj, tampoco lo somos por nuestra justicia o la rectitud de nuestro corazón, sino por la promesa que El eterno hizo a nuestros padres.
Entonces… ¿por que luchamos para mantener un corazón recto y para ser justos? Porque así adoramos al Eterno.
Para responder a esto debemos saber ¿Qué es adorar?
Bereshit 22:4 Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. 5 Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.
Abraham OBEDECIO al mandato del Eterno.
No solo es postrarnos ante el Eterno sino tener la conciencia de que EL REY esta allí y como Abraham lo hizo, nosotros también debemos “dar todo” para El, pues todo le pertenece a El.
Yohanan 4:24 “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”
1- En espíritu
2- En verdad
No podemos solo vivir de servicios lindos donde nos conmovemos y lloramos y nos conectamos por un lapso de tiempo con el Eterno, esto es “en espíritu”, sino que fuera del lugar donde tenemos todo para vivir un tiempo espiritual, la kahal, el beit kneset etc. es nuestra obediencia la verdadera adoración al Eterno dando todo aun en los momentos mas adversos (esto es en verdad) tal como Abraham en el monte con su hijo Itzjak, su obediencia en un momento completamente difícil fue el merito de una promesa que nos alcanza aun en nuestros días.
El Perek 8 comieza diciendo “sean cuidadosos de cumplir todo el mandato que yo te ordeno hoy”
El Perek 9 comienza “escucha Israel hoy cruzaras el Iarden… 5 no por tu merito o rectitud de tu corazón”
El perek 10 comienza diciendo “labra para ti dos tablas como las primeras”
El Perek 11 comienza diciendo “ama a HaShem tu Elohim cumple sus mandatos, decretos leyes y mandamientos todos los días
1 Shmuel 15: 22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
Rab Israel Escalona
VAETJANAN
SHABAT NAJAMU - SHABAT DE LAS CONSOLACIONES
Primera aliá (3:23 - 4:4): Moshé le cuenta al pueblo que le imploró a D'os que lo deje entrar a la tierra de Israel y que D'os se negó y le dijo que lo designe a Iehoshúa como futuro conductor del pueblo. Moshé le aconseja al pueblo que se mantenga adherido a D'os cumpliendo Sus mitzvot (preceptos).
Segunda aliá (4:5-40): Moshé le advierte al pueblo que cuide la Torá y las mitzvot. Moshé le recuerda al pueblo que no se olvide de todo lo que vivieron en el Monte Sinai cuando les fueron entregados los Diez Mandamientos. Moshé le advierte al pueblo que ellos no se hagan imágenes para adorarlas así como en el Monte Sinai no vieron ninguna imagen. Moshé profetiza para el pueblo diciéndoles que después de asentarse en la tierra de Israel, cometerán idolatría y serán destruidos y dispersados entre los pueblos. Moshé le vaticina al pueblo que después de las terribles penurias que pasarán sobre ellos, volverán a D'os y Lo encontrarán.
Tercera aliá (4:41-49): Moshé designó tres ciudades en la Transjordania para que sean ciudades de refugio para las personas que maten sin intención a su prójimo.
Cuarta aliá (5:1-18): Moshé le recuerda al pueblo que D'os concertó con él un pacto en el Monte Sinai. Moshé recuerda los Diez Mandamientos.
Quinta aliá (5:19 - 6:3): Moshé le recuerda al pueblo que después de ver la revelación Divina, ellos le pidieron que sea él el intermediario entre D'os y ellos. D'os aceptó y se alegró, y le recuerda al pueblo que D'os lo llamó al Monte Sinai para que esté con Él. Moshé les asegura que si ellos van a comportarse correctamente recibirán todo tipo de bendiciones.
Sexta aliá (6:4-25): Moshé instruye al pueblo respecto de la fe y el amor a D'os. Es recordada la mitzvá de los Tefilín y la Mezuzá. Moshé les advierte que cuando se asienten en la Tierra no se olviden de D'os y los alienta para que transmitan todo lo que ellos vivieron a sus hijos.
Séptima aliá (7:1-11): Moshé les dice que cuando se asienten en la Tierra no se junten con los otros pueblos, puesto que los desviarán del camino de D'os.
Eterno Dios, Tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu mano fuerte, pues ¿qué dios hay en el cielo o en la tierra que pueda hacer conforme a tus obras, y conforme a tus hechos extraordinarios?
Adonaï Elohim atah hajilota lehart et-avdija et godleja ve'et-yadeja hajazakah asher mi-El bashamayim uva'arets asher-ya'aseh jema'aseyja vejigvuroteja.
COMENTARIO:
Esta porción comienza con Moshé hablando al pueblo de Israel, recordándoles con detalle todo lo que sucedió durante los 40 años en el desierto. La frase “Y yo supliqué” (vaetjanán) tiene un valor numérico de 515, el mismo que la palabra Tefilá (oración). Nuestros sabios explican que Moshé oró exactamente 515 veces pidiendo entrar a la Tierra Prometida, hasta que el Eterno le dijo: “Basta”. No porque su petición no tuviera valor, sino porque si seguía orando tendría que romper su propio decreto. Esta conexión nos enseña que, así como en los días previos a Yom Kipur hay un momento en que el decreto está sellado, también existe la posibilidad de que, con una súplica profunda y genuina, podamos alcanzar lo que se conoce como la “hora 516” y lograr que un decreto cambie para bien.
Estas 515 súplicas de Moshé no fueron simples palabras; tocaron profundamente el corazón del Eterno. Sin embargo, el plan divino estaba establecido: la entrada a la Tierra no sería con Moshé, sino con Yehoshúa, y en un nivel espiritual más elevado, para nosotros, con nuestro Goel —el Mesías Yeshúa—. Esto nos recuerda que incluso las oraciones más puras y persistentes están bajo la soberanía de la voluntad divina, y que un “no” de parte del Creador puede ser parte de un propósito mayor que aún no alcanzamos a comprender.
En esta porción también aparece una conexión con la palabra egel (becerro), cuyo valor numérico es 103. El pecado del becerro de oro fue tan grave espiritualmente que la reparación de esa falla recorre todas las lecturas de la Torá a lo largo del año. Y no es casualidad que 103 × 5 sea igual a 515, el mismo valor que conecta la rectificación con la Torá y con la intensidad de la tefilá de Moshé. Esto nos enseña que todo pecado tiene su camino de corrección, y que incluso las transgresiones más profundas pueden ser sanadas a través de la persistencia espiritual y el apego a la palabra divina.
Cuando Moshé exalta los atributos de Hashem, no lo hace únicamente para honrarlo, sino como un paso previo para pedir un favor inmerecido. La raíz de vaetjanán es jen, que significa “gracia” o “favor”, algo que no se recibe por mérito propio, sino por la misericordia del Eterno. Esta actitud se refleja también en la historia de Janá, quien, a pesar de que su familia ya estaba completa a través de su coesposa, oró intensamente para tener un hijo. Su petición no era para su propio disfrute, pues había decidido consagrarlo al servicio sacerdotal desde su nacimiento. Esa tefilá, tan sincera y desprendida, conmovió al Eterno, y le fue concedida. Así como la oración de Janá estaba impregnada de entrega y altura espiritual, la de Moshé también lo estaba, llegando al punto de casi cambiar un decreto divino.
El hecho de que Moshé no entrara a la Tierra Prometida no fue un castigo caprichoso, sino una parte del plan perfecto del Eterno. El liderazgo de la conquista estaba destinado a Yehoshúa, y en un sentido mesiánico, a Yeshúa, nuestro Redentor. Como Yeshúa en su oración antes de la cruz —“Padre, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”—, Moshé se sometió a la voluntad divina, reconociendo que el propósito de Hashem trasciende los deseos individuales.
El Eterno conoce nuestras alturas espirituales, cuando estamos “en Sinaí” recibiendo la Torá, y también nuestras caídas, cuando nos dejamos arrastrar y construimos un “becerro de oro” en nuestras vidas. No podemos decepcionarlo, porque Él lo sabe todo, pero sí podemos sorprenderlo con actos de fidelidad y obediencia inesperada. Esto no significa que tengamos libertad para actuar sin cuidado, sino que debemos asumir con mayor responsabilidad nuestros actos y decisiones.
En este sentido, cuando atravesamos dificultades o pruebas que parecen injustas a nuestros ojos, debemos recordar que todo está bajo el control del Eterno y que Él tiene un propósito detrás de cada situación. La verdadera sabiduría y felicidad, dicen nuestros sabios, está en quien sabe conformarse con lo que tiene, reconociendo la mano del Eterno en todo momento.
La enseñanza central de esta porción es clara: debemos confiar en los procesos que el Eterno permite en nuestras vidas, orar con sinceridad y profundidad, y asumir la responsabilidad de que nuestros actos no solo no sean motivo de tristeza para el Creador, sino que sean una agradable sorpresa para Él, una expresión viva de nuestra fe, gratitud y compromiso.
Shavua Tov!!
Rabino Israel Escalona
